viernes, 21 de noviembre de 2008

Palencia: cuna del románico español




Lugar de paso y hogar de diferentes culturas, alberga la mayor concentración de restos románicos de Europa. Esta ciudad española, enclavada al norte de la Comunidad de Castilla y León, está regada por el Carrión y el Pisuerga. Las riberas del Pisuerga cobijan a un importante número de restos prehistóricos.

Aguilar del Campoo es sin duda el pueblo románico por excelencia. Multitud de Iglesias, fortificaciones, pórticos, torres... han hecho de este enclave, antaño poblado por cántabros, visigodos y romanos un lugar muy conocido en la región. Declarado Conjunto Histórico Artístico, aún pueden verse las ruinas de su antiguo castillo levantado en el siglo XI. De la misma época conserva un amplio tramo de la muralla, en la que destaca la Puerta de Reinosa.

Palencia es cuna de uno de los tesoros más interesantes de toda la geografía española: la Iglesia de San Martín Frómista, construida en el año 1.100. Considerada Monumento Nacional es el único testimonio de un importante conjunto monástico fundado por la madre del entonces rey de Castilla, Fernando I.

Desde que se descubriera la tumba del Apóstol Santiago la ruta jacobea cruza la provincia de Palencia. Los pasos del Camino de Santiago han dejado huellas como la Iglesia de Santiago en Carrión de los Condes, Monumento Histórico Artístico desde 1931.

El Barrio de Santa María es otro de los pueblos de conocimiento obligado por su relevancia artística. A un kilómetro del pueblo, sobre un cerro, se encuentra la ermita de Santa Eulalia. De singular belleza son las representaciones grabadas sobre los capiteles de los ventanales. En el izquierdo se reproduce el tema del pecado original, y en los del derecho la lucha con animales fantástico. En el interior hay pinturas murales del siglo XIII: el Pantócrator y el Tatramorfos.

En lo alto de un risco se levanta la ermita de Santa Cecilia, en Vallespinoso de Aguilar. Construida a finales del s. XII, sus reducidas dimensiones han permitido que se integre perfectamente en el paisaje. De imaginación desbordante son los grabados que lucen los capiteles del interior.

La cocina palentina es rica en verduras y hortalizas. Muy conocida es la menestra de verduras, los pichones escabechados, las perdices, codornices, y sobre todo la liebre con alubias blancas. Entre las carnes destaca el lechazo a la palentina. Populares son las patatas del Valle de la Ojeda, preparadas a la importancia, con bacalao o con carne y pimentón. Las truchas del Carrión y del Pisuerga gozan de un gran reconocimiento en la región.



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